El momento decisivo: el despertar del alma
Todo el mundo habla del momento del despertar como si fuera la culminación de algo: la gran revelación, la expansión de la conciencia, ese destello de comprensión que te hace decir «ahora lo entiendo todo».
CRECIMIENTO ESPIRITUALES
Cristina Sampieri Resonance Foundation
11/18/20254 min leer


El momento decisivo: el despertar del alma
Como nos recordaba Svetlana en su anterior artículo «¿Qué es el despertar espiritual y dónde comienza?», hay momentos en la vida que marcan un «antes» y un «después».
Esos momentos en los que todo cambia, no como una simple crisis, sino como el comienzo de un despertar interior.
Para mí, se representa en el instante en el que la mirada con la que observamos el mundo se transforma y, con ella, también cambia la forma en que nos percibimos a nosotros mismos.
Vivir en la mente... antes del despertar
Antes, vivimos en la mente: hacemos, corremos, comprendemos, nos preocupamos, nos juzgamos.
Estamos tan acostumbrados a seguir patrones heredados y a obedecer las reglas que rara vez nos detenemos a preguntarnos: «¿Estoy escuchando realmente a mi yo interior?».
Luego llega el momento en que el mundo interior toma el control.
Puede ser un dolor físico que no podemos ignorar, una pérdida que nos conmueve, un silencio interior que ya no podemos llenar o incluso todo junto, en un solo instante que nos sacude profundamente.
¿Nunca os ha pasado que habéis tenido que deteneros, sin haberlo elegido? Mejor aún, ¿nunca os ha detenido la vida? Es la voz del alma que llama: «Recuerda quién eres».
Muchos comenzamos el camino espiritual precisamente allí, donde todo parece romperse, desmoronarse.
Pero esa fractura no es un final ni una condena: es la puerta que la conciencia, en su despertar, nos invita a atravesar. Un comienzo disfrazado de final.
El despertar es un viaje
El despertar nunca es un acontecimiento instantáneo: es un viaje largo e intenso, concebido por la mente pero vivido profundamente por el alma.
Y como todo viaje, pasa por varias puertas: el cuerpo, la mente, las emociones.
«¿Alguna vez te has detenido a escuchar realmente a tu cuerpo?
Cada dolor, cada tensión, cada pequeño malestar es un mensaje. Es el alma que habla a través de la materia, invitándonos a ralentizar, a sentir, a recordar nuestra energía. Y es precisamente en esta escucha profunda del cuerpo donde toma forma el despertar: cuando el cuerpo nos recuerda que no somos solo mente, pensamiento y acción: somos energía, y cada respiración, cada gesto, cada emoción es un hilo que nos une a nuestra esencia.
La mente, del mismo modo, puede ser un obstáculo o una aliada. Cuando se aferra al dolor, al miedo o al juicio, nos bloquea y nos aleja de nuestro despertar. Pero si aprendemos a observar sin apego, se convierte en un puente: una lente que nos permite ver el despertar en acción, paso a paso, mientras el alma guía el camino.
El despertar como danza
El despertar del alma no es lineal: es como el movimiento del mar, a veces lento y delicado, otras veces arrollador e impetuoso. Debemos estar dispuestos a navegar por él.
Nos enfrenta a nuestros miedos, bloqueos y heridas ocultas.
Nos empuja a mirar dentro de nosotros mismos y a hacer las paces con lo que hemos sido.
Y mientras aprendemos a movernos en esta marea, el cuerpo, la mente y el corazón comienzan a vibrar al unísono y la vida, que antes parecía un flujo confuso, encuentra ritmo y armonía.
Cada experiencia dolorosa se convierte en una guía, cada fractura, cada pérdida, cada malestar se transforma en una invitación a despertar aún más.
La coherencia interior
Cuando despertamos completamente el alma, descubrimos que la verdadera salud no es la ausencia de dolor, sino la coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Es la capacidad de habitar plenamente el aquí y ahora, de acoger todas nuestras emociones, de sentir el cuerpo como un templo y la mente como un instrumento de claridad.
El despertar como hogar
El despertar del alma no es un punto de llegada: es un continuo regreso a casa.
Habrá muchos «antes» y «después» en nuestra vida, pero cada uno de ellos se convertirá en una oportunidad para detenernos, escuchar, recordar y continuar.
Y cada paso, incluso el más doloroso, nos recuerda que somos energía y un alma que busca despertar cada vez más.
¿Y vosotros, ya habéis reconocido vuestro momento de cambio?
¿Ese punto en el que todo cambió y vuestra alma comenzó a hablar?
Presidenta y cofundadora de la Fundación Resonance
Promueve la visión y el desarrollo de programas dedicados a la evolución consciente y sostenible del ser humano, la sociedad y el planeta.






